DESEAR EL ZEN 1

Satoshi Okazaki

Un Zen capaz de interesar a nuestra época tendría que explicitar el malestar de la cultura en la que chapoteamos, sin por eso descuidar la transformación de cada individuo en particular. A nuestro tiempo le hace falta un doble desafío simultáneo de este tipo. Es una verdadera conversión la que el Zen debiera encarar, si pretende salir de la somnolencia en la que sobrevive instalado desde hace 60 años en extinguidas glorias. Esa urgencia la vivió Hajime Tanabe en los años de primera posguerra japonesa: si uno se equivoca gravemente (como a él mismo le ocurrió, según su honesta mirada de las cosas), le corresponde una profunda revisión (la emprendió en su libro Metanoia (lit.: conversión), escrito en una atmósfera muy amigable para el Zen). El Zen dibuja un proyecto válido de reconversión individual. Uno que no exige tomar distancias del mundo circundante.

Alberto Silva

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