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Mostrando las entradas de noviembre, 2017

DESEAR EL ZEN 33

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El Zen no funciona como un agente ordenador (público o clandestino) llegado de fuera. Justamente ocurre lo contrario: llamo Zen a la interna posición de firmes que toma la persona cuando decide humanizarse desde ella misma .  El Zen es una personificación de lo vivo . Consiste en (auto-)estimular la parte viva del individuo. Proviene de soltar por completo el hálito (a veces somos cómplices, otras veces ocurre a pesar nuestro). Tan sencillo suspiro de alivio  provoca el eco de un gong en el plexo solar: se sienten tañidos casi imperceptibles, sonidos que tocan y estremecen, como una emoción envuelta en paños.  Late el corazón , susurra el tango. ¡Cuánta razón tiene a veces lo dicho para explicitar lo que falta decir!  Alberto Silva

DESEAR EL ZEN 32

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Cambiar la vida en uno enseña a obrar en beneficio de los demás. Es la grata paradoja del Zen: el que ama, gana . Porque en cada persona existe la coordenada de querer ganar (aprender, conseguir, progresar). Ganar fuera de la avaricia o de la omnipotencia. Ganar de puro dejarnos sitiar, invadir, ocupar, movilizar por el universo de los demás.  Así se vislumbra una paradoja que, como un koan , podríamos enunciar de este modo prudente: a más abandonar, más recuperar . En la práctica del Zen se vive con intensidad una dinámica de este tipo, hecha de continuo abandono (y de previsible recompensa). Alberto Silva

DESEAR EL ZEN 31

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El Zen no promete nada. Se limita a propiciar un giro de la vida. Pero sólo en la de quienes escrutan la superficie visible con total atención hasta que perciben indicios y evidencias que para otros podrían no significar nada importante.  Los giróvagos son gente dispuesta a modificar su funcionamiento y sus circunstancias en todo lo que haga falta. Deseosos de conseguirlo, se toman el trabajo de entender en qué puede consistir un accionar práctico que (sospechan con esperanza y a la vez estremecimiento) acabará redefiniendo sus fundamentos personales.  Cambiar la vida implica revisar a fondo los datos recibidos ( cambiar la herencia , dijo en su día Jacques Derrida), retorcerlos ( triturar hechos y palabras, prefirió Dôgen). O sea: inducir otro modo de vitalidad en el cuerpo ( conquistarlo , de nuevo dixit Dôgen).  Alberto SIlva