Entradas

Mostrando las entradas de octubre, 2017

DESEAR EL ZEN 11

Imagen
La lucha del Zen es sosegada, nada inquietante (al menos, con el paso del tiempo, lastrada por menos desgaste y descontrol personal). Recuerda el forcejeo bíblico entre Jacob y el ángel. Referencias escriturarias aparte, hecho innegable (para quienes se atreven a auscultarse con sinceridad) es que dentro de uno ocurren verdaderos combates. Y así el hombre acostumbra mostrarse (ante los demás, ante él mismo) como  un ser de dos caras:  actualiza el mito de Jano. Las caras incluso se multiplican cuando la persona alberga (en su sentir, en su lenguaje) un puñado de lo que Fernando Pessoa acertó en llamar  heterónimos .  Si un individuo se abandona a la facilidad (¡ocurre tan a menudo!), busca que su cara viva y atractiva, diurna y apolínea  ahogue a la otra (con seguridad la maquilla, la  fotoshopea ). Aunque esta otra  cara nunca deja de existir y de expresarse como parte de lo mismo  que lo configura: sórdida, nocturna, furtiva, en ocasiones amoral, si cabe deforme, exce

DESEAR EL ZEN 10

Imagen
--> Según entiende el Zen, la vida es lucha. Dicho así, podría parecer una idea salida de la pluma de Karl Schmitt, o de la sociología conflictivista clásica. Y en algún punto, ¿por qué no? Nuestro documento de identidad marca el número de años que llevamos observando todo tipo de conflictos y, de paso, padeciéndolos en carne propia. Si decidiéramos redactar la lista de agravios recibidos en la vida, tal vez no acabaríamos nunca. Tan cierto es que una sociedad empieza, prosigue y termina siendo un sistema apenas larvado de guerra interna entre modos distintos de agruparse amigos contra enemigos .  Pese a todo, la especialidad del Zen se orienta en dirección distinta: no niega lo anterior, pero hace hincapié en luchas personales acaso más silenciosas, de esas que solo se desvelan a una mirada entrenada, como rictus apenas, gesto levemente esbozado. Sin rehuir lo colectivo, el punto de apoyo del Zen empieza y acaba siendo el ámbito individual . El Zen es perentori

DESEAR EL ZEN 9

Imagen
--> Fan Ho El Zen no es un don (innato), ni una gracia (divina), ni un regalo (que alguien desde afuera nos concede). Designa una tarea que emprendemos de modo voluntario, un trabajo que asumimos como individuos que deciden sacar del fuego sus propias castañas existenciales (no sin la ayuda que podamos requerir, aunque básicamente apoyados en la propia energía, que la práctica del Zen va mostrando ingente, creciente, capaz de derramarse fuera de baldes que a menudo no sabemos transportar). Ello implica que experiencias como las que propicia el Zen solo existen si (y mientras) se consiguen, se conquistan o se alcanzan ( shutoku , enfatiza Eihei Dôgen). Como actividad, el Zen se sitúa en un contexto de lucha: el Zen bien entendido obra como herramienta para un combate que, si no lo impedimos, acaba teniendo lugar en la persona. Alberto SIlva