DESEAR EL ZEN 8





Somos usuarios del Zen, igual que somos usuarios del bus o del tren. Parece broma pero resulta doblemente cierto. El Zen es un objeto pasivo (un vehículo, diría el hinduismo) que se activa en nuestras manos y queda al albur de nuestra pericia; su eficacia depende del uso (mejor o peor) que damos a la caja de herramientas que la vida pone a nuestro alcance. Por otro lado, el Zen es movimiento continuo. Es un servicio activo que prestamos, y que para empezar nos brindamos a nosotros mismos. En ambas vertientes, el Zen es característicamente friendly con las circunstancias personales.

Alberto Silva

ENTRADAS RECIENTES

DETRÁS DE MUCHOS MUROS ESTOY YO