DESEAR EL ZEN, UNA SERIE



Cada semana (de lunes a viernes) vienen apareciendo en el blog reflexiones breves, más extensas que un aforismo o twitter; más propias del teisho, o de la bajadadelantal o entradilla propios de los textos de prensa. Desbrozan una mirada de las cosas desde un estilo específico de Zen. Su ritmo está planteado para durar hasta el mes de marzo, aproximadamente. Evoca el ango, ejercicio intensivo anual de meditación trimestral típico de un monasterio Zen. A la hora de cosechar resultados, una editorial de Buenos Aires tal vez edite los materiales y los publique como librito de reflexiones sobre el Zen.

Igual que cualquier otro texto, la serie ofrece material de lectura. Pero no en vano vivimos inmersos en un zeitgeist donde prima lo visual (no en vano nos comunicamos mediante redes sociales). Estas sancionan las imágenes en función del interés inmediato que despiertan. Con lo cual, los textos propuestos quedan en primera instancia a merced de ilustraciones escogidas con criterio más o menos oportuno, con mayor o menor sentido estético. Mi caveat o warning sería entender que la serie solo tiene sentido real para aquellos tocados por lo que llamo el deseo de Zen.

¿Y qué sería desear el Zen? Captar, con la daga penetrante (y a menudo dolorosa) de la lucidez, la necesidad y urgencia de un cambio que toca centralmente lo íntimo aunque, como piedra en un estanque, se difunda de a poco en círculos abiertos hacia afuera, hacia zonas de uno donde pululan la conciencia refleja y el mundo exterior. Si tal es la situación del lector, este Zen puede convertirse en herramienta para un giro de la base (dice Dôgen), vale decir: para una transformación radical.

Es propio del Zen escribir sobre lo que (le) ocurre a alguien (tanto lo propio como lo de todos, si hablamos como Alberto Girri). Por lo cual, los posts de esta serie se limitan a destilar una práctica, la de quien los redacta. Las costuras de la meditación quedan así a la vista, expuestas al escrutinio del lector. Ojalá la escritura concite no solo lectura sino también devolución, en forma de eco, discusión o comentario.

.Alberto Silva

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