LA CUESTIÓN CATALANA
De pronto Catalunya pasó a ser un asunto político urgente. ¿Regionalismo retrógrado versus estado moderno? ¿El gobierno pos-franquista desmantela uno de los motores más dinámicos de la economía europea? ¿Una ética de la convicción pone proa a la racionalidad? ¿Se reedita el viejo conflicto entre progresismo y reacción? Finalmente: ¿Por qué un David periférico se atreve a enfrentar al poderoso Goliat entronizado en el panóptico del centro? Numerosas notas de prensa demuestran que, desde fuera, no es fácil entender qué ocurre en un rincón de la península ibérica que suscita sentimientos de furiosa vendetta por parte de poderes coordinados (político, económico, judicial): ¿retorna la España rancia y autoritaria a la teología franquista del "una, grande y libre"? Al menos algo se va aclarando: la cuestión catalana es, cada vez más, cuestión española.
Cada día que pasa se agrega un capítulo a esta serie de suspenso: ¿quién hubiera imaginado que un gobierno surgido de elecciones democráticas acabaría destituido y desde prisión o en rebeldía tendría que encarar las elecciones impuestas del 21D? Además de alocada, la situación parece insólita. Sin embargo, si se considera el (grave) contencioso desde el punto de vista de Sirio (como aconsejaba Hubert Beuve-Méry, fundador del diario Le Monde, por entonces progresista), se descubre que puntos cruciales del procés de Cataluya por desgracia se vienen reiterando desde hace décadas, siglos.
Sigue link de un largo comentario en Otra Parte semanal sobre este proceso apasionante: http://revistaotraparte.com/semanal/discusion/visperas-catalanas/