DESEAR EL ZEN 38


Abundan los oportunistas. En el fondo muchas veces los aceptamos; a veces incluso desearíamos proceder como ellos. Un oportunista viene a ser un ambicioso poco inteligente. Es verdad que ansía lo máximo. Pero lo más extenso que consigue pensar resulta cicatero, estrecho, reducido a la rigidez y repetición de una ambición que en su ansiedad niega la vida. El oportunista en el fondo es un ignorante. 

La ambición propia del Zen es, en cambio, vasta y completa. Desborda nuestra enteca planificación previa, excede lo que nos creíamos capaces de imaginar. La ambición del Zen aspira a todo, como parte de una realidad que no sabe delimitar, pero percibe al alcance de la mano. Mira en menos al oportunismo. Aprovecha cualquier oportunidad que le pase por delante para conectarse con lo vivo. Porque al cabo de un día ¡nos pasa de todo! (si hemos aprendido a sentir la vibración de mariposas que nos pasan rozando). 

Alberto Silva

ENTRADAS RECIENTES

DETRÁS DE MUCHOS MUROS ESTOY YO