DESEAR EL ZEN 40
El Zen, al menos éste, quiere dejar de recluirse en los balnearios del new age o del mindfulness, versiones aggiornadas de la ensalada orientalista de siempre, hoy día con aliño naturo-budista.
El Zen no quiere gongs, uniformes, ceremonias abstrusas, genuflexiones, passwords para enterados. Pone a discusión una falsa atribución de autoridad escondida a menudo en los argumentos de supuestos linajes. Todo ello le huele a religión, a institución tramposa, a obediencia debida, a cobardía (de nuevo: a miedo).
Alberto Silva