DESEAR EL ZEN 49




Mirar del modo ambicionado en estas notas tal vez sea algo que merece llamarse Zen. A la vez, habla de algo que tiene que ser verificado sin falta por cada uno y en cada caso. 

La simple lectura no alcanza. La mera escritura de estos chispazos o brochazos ha de buscar la sanción probatoria de lo que se vive en la práctica. 
Entre la práctica y la visión se extiende el hilo de la escritura. Entre la experiencia y su elocución el andar hace un camino lleno de hondonadas y baches que podemos sin complejos denominar “error”. El error se presenta como una dimensión constitutiva del Zen practicado, el zazen. Eihei Dôgen le llama shaku shoshaku, “error, cien veces error”. El error se cualifica por su frecuencia, por su numerosidad.

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