DESEAR EL ZEN 55


¿Cuántos divulgadores creen en serio que el Zen de verdad cura, que el Zen es una cura, en el sentido de la filosofía antigua, como la entiende y difunde Pierre Hadot? ¿Cuántos apostarían su pellejo a que es único en su género a la hora de curar? 

Muchos cultores del Zen permiten que su agricultura se contamine y llegue a manos de comensales mal instruidos, dispuestos a tragarse cuanto les ofrezcan. La situación que describo lleva a denunciar dos problemas:
* Hay gente con ansia de dar pasos adelante, a veces intensos pero a menudo (por desgracia) poco reflexivos. 
* El impulso inicial parece generoso, pero contiene mucha ansiedad, hasta que la cosa acaba en mero picoteo.

Se publicitan demasiadas propuestas centradas en el interés de quien ofrece una práctica. Y estremece constatar el oportunismo (aquí, de nuevo) de prácticas hechas para enaltecer a quien, al divulgarlas, las acaba instrumentando, manipulando.

Quien quiera entender esto, que lo entienda. Y el que no quiera, ojo que no tenga que embarcarse en apuestas absurdas, en un amplio abanico que va desde la fantasía de la vida eterna (con su remedo oriental como reencarnación) a la náusea de un aniquilamiento sin consuelo.

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