DESEAR EL ZEN 59
Zen hay, existe, vige, se produce, solo cuando uno voltea
camino hacia sí mismo, con el confeso objetivo de curar lo que le ocasiona
sufrimiento (cada uno lleva escrita en el bolsillo su listita o listaza de agravios).
Visto
con estos ojos, el Zen se presenta como algo evidente, inminente, de una practicidad
inexcusable. Y por este motivo se entiende que el Zen resulte tan atractivo, siendo
que a la vez suele provocar gran temor.
El defecto (la cualidad) del Zen estriba en ser
exasperantemente real. ¡Qué lata es
lo real para quien no está decidido a dejarse invadir y penetrar por datos comprobables y prefiere cultivar una falsa auto-imagen!