DESEAR EL ZEN 82



A lo largo de su historia, el Zen más de una vez se ha mostrado moribundo (social e institucionalmente). Sekkei Harada, por ejemplo, sostiene que hoy por hoy "en Japón el Zen se está muriendo", afirmación lapidaria muy al estilo del Zen de todos los tiempos.

Por contra el Zen consigue mantener abierta (dada su característica de quehacer-de-la-persona-individual) la posibilidad de una "práctica" que lo revive. Pero solo renace cuando es veraz y entregado (shoji). 

Aquí se plantea otro asunto: en el caso de planteamientos que son únicamente discursivos, ¿qué herramienta podría restaurarlos? La pregunta se aplica tanto a la filosofía new age como al psicoanálisis lacaniano, aquejados (de distintos modos) por la enfermedad de la explicación y prisioneros de un pegajoso síndrome argumental. 

En lo que planteo caben en bloque las propuestas religiosas de todo signo. Y naturalmente el mismo Zen cuando hace trampa (cosa que aquí y allá ocurre con frecuencia). ¿Y cuándo hace trampa el Zen? Cuando no se decide a pasar con resolución a la práctica y se queda en blablabla teórico. 


Alberto Silva

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