DESEAR EL ZEN 84
Zen enseña a allegarse al vacío.
Yendo deprisa y corriendo le llamamos espíritu: un mal digerido dolor de vivir nos vuelve perezosos y asustadizos. Pero si nos atrevemos a asomar la nariz fuera de las evidencias del sentido común (como llama Pierre Bourdieu a una ignorancia refugiada en el corralito de las afirmaciones de toda la vida), comprendemos cómo son las cosas en verdad.
Solo desde el vacío se barruntan claridades relativas, indicios borrosos que a la vez resultan penetrantes.
Yendo deprisa y corriendo le llamamos espíritu: un mal digerido dolor de vivir nos vuelve perezosos y asustadizos. Pero si nos atrevemos a asomar la nariz fuera de las evidencias del sentido común (como llama Pierre Bourdieu a una ignorancia refugiada en el corralito de las afirmaciones de toda la vida), comprendemos cómo son las cosas en verdad.
Solo desde el vacío se barruntan claridades relativas, indicios borrosos que a la vez resultan penetrantes.
Alberto Silva