DESEAR EL ZEN 87



El naipe de la vida es menos azaroso que misterioso. 

Dicho de otro modo: incluso en lo imprevisto, las cosas tienen una lógica que resulta aceptable. Sin embargo, lo razonable acostumbra a velarse cada vez que cedemos a fantasías de bienestar barato y cortoplacista. 

Dojos, gimnasios, consultas, hospitales, divanes y confesionarios están llenos de gente que quiere alcanzar el paraíso sentado en el asiento mullido de una limusina. El Zen lo lamenta y prefiere dirigirse a gente capaz de arriesgar esa (por otra parte ilusoria) "comodidad". 

Alberto Silva

ENTRADAS RECIENTES

DETRÁS DE MUCHOS MUROS ESTOY YO