DESEAR EL ZEN 105
Zen es atreverse a ser aquello que ya somos, estemos donde estemos y del modo en que
nos toque serlo. Claro que quien juega con fuego se acaba quemando: el Zen
cambia de a poco lo que creíamos ser (¡incluso lo que queríamos, o pretendíamos,
o imaginábamos, o fantaseábamos, ser!). Al cambiar nuestra mirada, también se
modifican los parajes (exteriores e interiores) que solíamos frecuentar.
Los
más grandes recordarán una novela de los 60, Miedo a volar. El Zen cura el vértigo del vuelo, acentuando el cuidado
para aprender a volar de verdad.
Como saben unos cuantos, el Zen atrae a montañeros, cultores del trekking, karatekas, parapentistas, yudokas, maratonistas, esquiadores, submarinistas, surferos, yoguis. Los suelo observar con atención. Están en buena posición para entender (otra cosa es que lo adviertan) que no existe estabilidad fuera
de un movimiento uniformemente equilibrado en el vacío.