DESEAR EL ZEN 99



En el Zen, la tibieza confortable de la luz no se opone a las sombras de la duda. Más bien ocurre lo contrario: cuanto más se humaniza una persona, más atenaza la duda sobre acarreos corporales o mentales que en ocasiones llega a parecer inhumanos

La noche oscura del alma, de San Juan de la Cruz, expresa la paradoja de una experiencia depuradora como la del Zen. Y coloca la progresiva iluminación fuera de una lógica de electricistas, sea dicho sin ofender. Iluminación no es lo contrario a carecer de luz. Iluminación es irrupción de la conciencia, con o sin luces de dentro o de fuera. 

Los referentes de la historia del Zen se vieron atenazados por grandes dudas (dai utagai): la duda fue el eje del camino de Ikkyu, monje genial y excéntrico del siglo XV. Todo buscador adulto podrá testimoniar acerca de las dudas propias.

Alberto Silva

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