HUELLA DEL ZEN EN LA LITERATURA JAPONESA


No se pierdan una pequeña gran novela reeditada del escritor Osamu Dazai. Aparece una nota sobre el texto en el semanario on line de la revista Otra Parte:
http://revistaotraparte.com/semanal/otras-literaturas/el-declive/

Los grandes narradores japoneses reiteran modos vigorosos de decir la realidad, que sirven como inmediata identificación de su literatura: atmósferas, alusiones, zigzags y a la vez atajos, en una construcción sostenida a pulso por la calidad de cada lengua literaria. Todos dibujan "círculos crecientes que pasan por las cosas", por usar palabras del poeta Rilke. Repiten el mismo gesto del enso (signo caligráfico que plasma una circunferencia incompleta). Pero, como sucede con los artistas, cada uno traza una forma que acaba resultando distinta: hacen aparecer figuras reconocibles para todos, pero sin dejar de definir mundos singulares.

Las circunstancias que observa la novela son, a la vez, transitorias y permanentes. El declive que narran fue la situación clave de una sociedad arrasada por crímenes propios (imperialismo) y ajenos (bomba atómica). Ahora bien, sin distinción de zonas o de tiempos declive designa, igualmente, la rampa por la que se deslizan sin remedio individuos o grupos, cuando renuncian a regir sus vidas por el crecimiento de la conciencia. Aquí hay un guiño de Dazai a la lógica fundante del Zen: lo que existe se degrada y muere, para luego renacer y revitalizarlo otra vez todo. La historia que cuenta el novelista es una parábola del eterno ciclo destrucción-renacimiento, propio de lo real.

Osamu Dazai representa en las letras japonesas del siglo XX el intento continuado de romper la inercia unilateral del declive. Entre sus lectores fervorosos se cuentan Kawabata, Mishima, Oé y seguramente los demás que no menciono. Los japoneses lo consideran uno de sus maestros. Malogrado y a la vez (tal vez por ese trágico destino) cada vez renacido y entonces muy presente.

Alberto Silva

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