EL ZEN ES UNA PERSONIFICACIÓN DE LO VIVO
El Zen no es un agente
externo. Al contrario, se ofrece como la interna posición de firmes que toma la persona, cuando al fin decide humanizarse desde ella misma.
El Zen constituye una personificación de lo vivo. Expresa la parte viviente y sintiente de un individuo;
un hálito que (a veces a pesar nuestro) sigue latiendo en cada uno.
Late el corazón, cantaba el tango. Me llega ese susurro antiguo y siempre atino a pensar lo mismo: ¡cuánta razón tiene a veces lo dicho para explicitar lo que falta decir!
Alberto SIlva