ZEN ES ATRAVESAR. ZEN ES FLOTAR


"Llegar a ser uno mismo" equivale a volver adonde uno estuvo y quiere quedarse; o hacia el modo como uno es y quiere ser. La meditación pone en marcha una incansable operación retorno a esos parajes de la persona. La tarea incluye atravesar capas, estratos, dimensiones, extensiones, estados. El Zen encuentra todo tipo de obstáculos de realidad: en la materia externa o en cada persona (cuerpo y mente). Desde su arranque, Zen no es más que ATRAVESAR.

El término consagrado en el Zen de Dôgen es KATTO (カット), palabra formada por una raíz de origen chino y otra japonesa, ambas con sentido de "cortar". Construido por la adición de ka y to, el concepto katto significa "atravesar-atravesar". No se trata de una aliteración sino de un énfasis, necesario para dar cuenta de dos formas de atravesar que se plantea a los practicantes de zazen.

A veces necesitamos perforar lo que vivimos, como una masa que se resiste. Por ejemplo la duda de que hablaba el post anterior. O también lenguajes específicos (duros, densos, intrincados) que en ocasiones el Zen necesita para decir su experiencia en las personas. O a menudo aspectos de carácter que consideramos taras, carencias o excesos enquistados. En casos así, atravesar es una tarea que exige el peso y la fuerza del cuerpo. Se emprende un trabajo de albañil, en ocasiones de atleta.

¿El uso sistemático, discursivo y premeditado del lenguaje transforma al Zen en una filosofía? El Zen respeta la forma filosófica del discurso (cuando hace falta se nutre de ella, las veces que haga falta). Pero el Zen no se plantea ser un sistema filosófico. Para efectuar el retorno comentado, a menudo le toca atravesar zonas sutiles de la mente y la emoción, tramadas con levísima materialidad, tejidas de agua, de vuelo, de espacio, de nube, de viento. Para este modo de atravesar, muchas veces prefiere como estiletes el salto corporal, el esquí, el trazo de pincel, el canto, el poema. O, sencillamente, flotar. El Zen enseña a atravesar las preocupaciones aprendiendo a "hacer la plancha". Este ejercicio lleva más entrenamiento del que parece: el abandono corporal completo se combina con un estado de tranquila atención. Como dice Roland Barthes: Descansar es flotar: flotar es ocupar todo el espacio disponible sin quedar fijo en un punto. ¿Estaría Roland Barthes hablando del zazen?

Cuando decide verterse en lenguaje (oral o escrito, plástico, teatral, erótico, natatorio, musical, etc.), un Zen que de verdad quiere atravesar a la persona oscilará en el dibujo que traza, como ondula el cuerpo de un nadador acomodando su cuerpo a la superficie líquida. Algo de esto menciona un haiku de Buson (蕪村) de clima tibio y ánimo ligero:

La rana
nada segura
nada
泳ぐ時よるべなきさまの蛙かな                  

Oyogu toki  yorube naki sama no  kawazu kana

Alberto SIlva

ENTRADAS RECIENTES

DETRÁS DE MUCHOS MUROS ESTOY YO