EL ZEN PRACTICADO EN LIBERTAD ES FUENTE DE INSPIRACIÓN
Para recibir genuinamente el Zen (vale decir: para hacerlo carne de nuestra persona), mejor es saber poco que creerse informado. Por eso, la recepción del Zen en nuestra vida no debería ser sólo un intento de asimilar algo exterior (por más valioso que parezca y sea) sino, antes que nada, un esfuerzo por
extraer algo de nuestro interior. En el mejor sentido posible, el
Zen es una educación, un
e-ducere. El zazen (práctica del Zen) se encarga simplemente de formatear (dar
forma) a la potencialidad del
vacío en cada uno. El
trabajo del Zen es similar al trabajo de un artista que moldea su obra de a poco. El Zen nos vuelve artistas de la propia existencia.
Pueden escuchar este video breve: https://www.youtube.com/watch?v=npUA3dZfCJc&feature=share
Alberto Silva