Zen es zazen ( meditación sentada ), insiste con razón el patriarca Dôgen. A su vez, zazen es shikantaza : simplemente sentarse a meditar. Nada más que sentarse a observar el aire que entra y sale. Sólo ponerse tranquilos para tomar conciencia de que la vida que somos nos recorre , que podemos tomar conciencia de ella y disfrutar de lo que somos y nos ha tocado en suerte. Parece una utopía. O la promesa de un charlatán de feria. Sin embargo es lo que un practicante de zazen de hecho experimenta, si de veras se sienta a meditar: a entender su vida, a disfrutarla. Palabra extraña y confusa: meditar . Sería una lástima que sólo nos remita a la estatua de bronce de Émile Rodin, El Pensador : alguien se concentra para abordar graves temas abstractos. Al contrario, el meditar al que aquí se convida es soltar amarras respecto a los mandatos del pensamiento recurrente , permitir (¡finalmente!) que la vida tome posesión de nosotros, que nuestra vitalidad co...