ZAZEN: ALGUIEN SE CUELGA DE LA LUNA

La práctica del Zen es muchas cosas. Un viaje cotidiano hacia la luna. Alguien colgándose de una fuente de luz. Un bailarín que circunvala sus reflejos. Un contorsionista que no teme hacer el payaso. Un inquisidor de inmensidades. Alguien que va corriendo detrás de palabras que puedan "decir" qué ocurre cuando se sienta a practicar zazen. Como en el texto que sigue: se lo mandé hace un tiempo a Nicolás Schuff para un podcast suyo. Cada día atravieso Kioto de Oeste a Este por Shijo-dori, la calle más larga de la ciudad. Dentro del coche me encanta sentir su cuadrícula extendida sobre un plano. ¿No habré sido yo el urbanista que soñó hace doce siglos esta réplica sosegada de Pekín? Anochece y el coche me lleva al encuentro de la luna llena, que ya se asoma un poco. Su lomo amarillo tiembla (apenas) detrás del erizo inquieto de las luces urbanas. La luna parece que respira. Se empina con puntualidad de vecina amable. Cuando llego a Horikawa aprecio un tercio d...